Afíliate a tu sindicato que, de esta, seguro que no salís solito
Los anuncios económicos del ministro Luis Caputo, por orden directa del presidente Javier Milei, no escapan a la perversión que, ideológica y moralmente, promueve el liberalismo desde su propia esencia; es decir, que quienes deben pagar siempre el ajuste son las mayorías, quienes la yugan a diario y no los que siempre hacen plata más allá del contexto.
El retorno del individualismo en su máxima expresión, promovido como política y fe de Estado, que atentará, inevitablemente, no ya sólo sobre el poder adquisitivo de los sectores populares, de la clase trabajadora, sino, sobre los niveles de desempleo al promover una genocida política recesiva, afectará, indudablemente, a toda la economía nacional.
Medidas absolutamente violentas para con quienes día tras día, se cargan la Patria al hombro y salen a laburar por su propia dignidad y por la de la comunidad en la que se desarrollan.
No fue la clase obrera la que se endeudó a cien años ni fueron los sindicatos los que promovieron el acuerdo con el FMI. Fue Luis Caputo, sí, el que hoy vuelve al ruedo hablando de que el déficit fiscal es consecuencia, entre otros factores, de haber tomado deuda de manera inconsistente e inconsciente. Quienes nos dejaron la verdadera pesada herencia y su tradicional cinismo al palo.
En este contexto, en el que se aplicó una brutal transferencia de ingresos hacia los sectores ya de por sí híper concentradísimos de la economía argentina, exigimos a las patronales educativas no cortar el hilo por lo más fino y no aplicar políticas de despidos a granel como medio para licuar sus propias deudas.
Las y los trabajadores en general, y los de la educación en particular, no somos descartables; una indemnización no suple las cualidades de las y los docentes.
Un único despido destruye todo el tejido, el de la comunidad educativa y el de la sociedad. No existe proyecto pedagógico comprometido con el futuro de la Nación sin trabajadores y trabajadoras; no hay posibilidad alguna de afianzar lo vincular si, quienes se ponen al frente del aula cotidianamente, son vistos sólo como simples números en una planilla de Excel.
Como sindicato, como militantes políticos y como docentes, estamos obligados a responder con mayor y mejor organización, en reivindicar al trabajo como actividad dignificadora y dignificante y a defender en la calle, en las aulas y donde sea necesario, las conquistas, los derechos y, por sobre todas las cosas, la salud mental y las familias de nuestros compañeros y compañeras.
Compañero, compañera, siempre es momento de afianzar lo colectivo pero, en este contexto, es imperioso hacerlo.
Comisión Directiva Sadop Neuquén